Cada vez que pronuncio estas palabras recuerdo la expresión de incredulidad de mis alumnos y la media sonrisa en sus bocas, entonces imagino todo lo que por sus mentes debe pasar: La profe perdió la razón. Es que la adversión a las matemáticas es casi un “mito” entre los estudiantes e insisto, los educadores también, sobre todo, los de la escuela básica en sus primeros grados. Pero la matemática está presente en cada momento de nuestras vidas, negarnos a ella es negar parte de nuestra existencia. Existen quienes dicen, que la poesía se ajusta más que ningún otro genero literario a la matemática, es cuestión de criterios. La geometría por ejemplo, con sus hermosas formas, es una expresión pura y única del arte, que cautivó desde tiempos memorables a la humanidad. “Las matemáticas, cuando se las comprende bien, poseen no solamente la verdad, sino también la suprema belleza” así lo expresaba B. Russell. Hoy les voy a compartir extracto de un Poema de Panlo Neruda.
Oda a Los Números
Nos pasamos
la infancia
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares
de unidades que adentro
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares
de unidades que adentro
tenían otros números pequeños,
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.
1 comentario:
bueno que grato fue este breve vuelo por aqui,esta oda de Pablo no la conocia, gracias, por tu blog estare repasando las ideas que aqui encontre y seguro me sirviran para escribir, para crecer en mis palabras un poco mas, un abrazo.
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