El maestro, el profe, el docente, el educador, son tantas las maneras que tienen socialmente de reconocernos a quienes nos dedicamos a la noble y delicada tarea de "educar". Querido, respetado..... pero singularmente odiado, si ha osado desempeñar la oprobiosa tarea de la enseñanza de las matemáticas. El solo mencionar su nombre, será la causa para un ¡¡'zcxb,,, que saldrá de la boca de alguno de nuestros queridísimos alumnos o alumnas. Pero realmente a veces se justifica esta triste fama, no por las matemáticas, sino por quienes la enseñamos. La falta de creatividad, la falta de compromiso para con quienes deberían ser nuestra razón primaria de ser como profesionales: los niños y niñas, jóvenes . Es cierto que esto implica mayor dedicación y tiempo, pero la satisfacción que se obtiene, la vale. El maestro en su vocación es el responsable de las ilusiones y de las tristezas de todos aquellos que año tras años sentados en pupitres aguardan por él. Es corresponsable de que nuestros jóvenes al salir de la escuela básica no sepan leer ni tengan habilidades en las operaciones de cálculo.
Entre las tantas cosas que he leído, que he escuchado, sobre nosotros los educadores, están algunas como estas: Cuando un arquitecto se equivoca es un atentado contra la estética, si lo hace un ingeniero se derrumba una edificación; si lo hace el maestro se ve afectada toda la sociedad, el maestro ofrece la oportunidad, a una sociedad en decadencia, de formar individuos que entren a transformarla.
A propósito de estos comentarios voy a compartir un slide genial, que resume lo antes planteado por mi de una manera muy divertida, protagonizada por mi venerada Mafalda, espero que lo veas con atención: Si no eres educador disfrútalo, pero si lo eres, además, reflexiónalo!
martes, 30 de octubre de 2007
El Compromiso y la creatividad
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